Actuación en incendios forestales para voluntarios de Protección Civil

La actuación en incendios forestales para voluntarios de Protección Civil requiere preparación, coordinación y una actitud responsable. Un incendio forestal es un escenario complejo, cambiante y con un alto potencial de riesgo. Por eso, la intervención del voluntariado debe orientarse a tareas seguras, útiles y alineadas con la estrategia de los equipos profesionales de extinción. La prioridad siempre es proteger la vida: la de la población, la del equipo y la tuya.

Comprender el comportamiento del fuego

Para actuar con criterio es necesario reconocer cómo avanza un incendio. El fuego se divide en tres zonas principales: cabeza, flancos y cola. La cabeza es la zona de máxima intensidad y avance; los flancos pueden abrirse o cerrarse dependiendo del viento y del terreno, y la cola suele ser de menor fuerza. Además, en barrancos y pendientes se produce el conocido “efecto chimenea”, que acelera el ascenso del fuego. Esto convierte esas zonas en lugares extremadamente peligrosos.

Una regla esencial para cualquier voluntario es sencilla y poderosa: nunca colocarse cuesta arriba del fuego. La posición en el terreno es parte fundamental de la autoprotección.

Autoprotección del voluntario

Una intervención eficaz solo es posible si se mantiene la seguridad personal. El voluntario debe contar con equipo de protección individual homologado: casco con barboquejo, gafas, braga o mascarilla ignífuga, guantes de calor, ropa ignífuga, botas adecuadas y agua para mantenerse hidratado. Sin EPI completo, el voluntario no debe aproximarse a zonas de riesgo.

La autoprotección no es una opción; es una condición operativa. Un voluntario que actúa sin protección no solo se expone a sí mismo, sino que compromete a su equipo y puede generar una emergencia adicional.

Sistema OACES como base de la seguridad

El modelo OACES es una herramienta práctica para mantener el control y evitar situaciones peligrosas. O significa observadores que vigilan el comportamiento del fuego. A se refiere a los puntos seguros desde los que se inicia el trabajo. C indica la comunicación constante entre todos los miembros. E corresponde a rutas de escape claras y transitables. S son las zonas seguras libres de combustible donde retirarse si la situación cambia.

Antes de iniciar cualquier movimiento en terreno forestal, el equipo debe confirmar que OACES está establecido. Este sistema sencillo salva vidas.

Funciones operativas del voluntariado durante un incendio

Los voluntarios de Protección Civil tienen un papel clave en el apoyo a los servicios de extinción. Entre sus tareas habituales se encuentran:

Control de accesos y corte de caminos para evitar la entrada de curiosos y garantizar rutas libres para vehículos de emergencia.
Apoyo logístico a los equipos, incluyendo hidratación, reparto de material y relevos.
Señalización de rutas de evacuación y acompañamiento a la población hacia zonas seguras.
Apoyo al Puesto de Mando Avanzado, registrando recursos, tiempos, incidencias y necesidades.
Transmisión de información clara y actualizada a la población afectada.

Estas tareas permiten que bomberos forestales, BRIF, UME y unidades autonómicas se concentren en la extinción. La labor del voluntariado es estratégica, útil y determinante.

Actuación en evacuaciones por incendio forestal

Una evacuación exige calma, claridad y humanidad. El voluntario debe hablar con voz firme y pausada. Se debe ayudar a la población a recoger documentos esenciales, medicación, agua y ropa ligera. Las personas mayores, dependientes y niños deben ser asistidos primero. Es fundamental comprobar que nadie queda atrás y comunicar al responsable operativo el estado de la evacuación en cada punto.

La población percibe al voluntario como guía y apoyo. Su confianza es una herramienta poderosa.

Comunicación operativa

La comunicación durante la actuación en incendios forestales debe ser precisa, breve y objetiva. Cuando se informa al 112 o al mando, se debe indicar la ubicación exacta, el tipo de incendio, la dirección del viento, el riesgo para viviendas o personas, y las rutas de acceso y escape. No se transmiten suposiciones, estimaciones sin fundamento ni mensajes emocionales. La claridad guía las decisiones.

Habla solo de lo que ves, no de lo que crees. La información rigurosa es una herramienta vital en emergencias.

Después de la actuación

Una vez finalizado el operativo es importante hidratarse, alimentarse de forma ligera y ducharse para eliminar el efecto del humo. También es recomendable comunicar cualquier molestia física o emocional. La participación en incendios forestales puede generar tensión mental. Cuidarse forma parte del trabajo.

Conclusión

La actuación en incendios forestales por parte del voluntariado de Protección Civil es una labor valiosa, pero exige responsabilidad y formación. El valor sin técnica puede poner en peligro; la técnica sin calma puede fallar. El equilibrio se logra con práctica, disciplina y sentido común.

Actuar es ayudar, pero actuar bien es proteger.